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martes, 16 de febrero de 2010

Miss Marple y trece problemas

Como habia dicho antes, a mi me gustan los libros, asi que voy a ponerlos en mi blog.


Agatha Christie

Miss Marple y trece problemas

El club de los martes


Misterios insolubles.

Raymond West, lanzando una bocanada de humo, repitió las palabras con una especie de placer deliberado.
- Misterios insolubles.
Y miró satisfecho a su alrededor. La habitacion era amplia, con vigas oscuras en el techo y buenos muebles. De ahi la mirada aprobadora de Raymonds West. Era escritor y le gustaban los ambientes inspiradores y perfectos. La casa de su tia Jane siempre le habia parecido el marco adecuado para su personalidad, y miro mas alla del salon. Miss Marple vestia un traje de brocado negro de cuerpo muy ajustado con una chorrera de encaje de Manila blanco. Llevaba puestos mitones tambien de encanjes y un gorrito de puntilla negra recorria sus sedosos cabellos blancos. Estaba tejiendo... algo blanco y suave y sus ojos azul claro, amables y benevolentes, contemplaron con placer a su sobrino e invitado. Primero descansaron en el propio Raymond, tan satisfecho de si mismo; luego en Joyce Lempriére, la artista, de espesos cabellos negros y extraños ojos verdosos, y en sir Henry Clithering, el gran hombre de mundo. Habia otras dos personas mas en la habitacion: el doctor Pender, el anciano clérigo de la parroquia, y míster Petherick, abogado, un enjunto hombrecillo que usaba lentes aunque miraba por encima y no a traves de sus cristales, Miss Marple dedico un momento de atencion a cada una de estas personas y luego volvio a su labor con una dulce sonrisa en los labios.

Míster Petherick lanzo una tosecilla seca que siempre anticipaba a sus comentarios.

- ¿Que es lo que has dicho, Raymond? ¿Misterios insolubles? Ah... ¿Y a que viene eso?

-A nada - replico Joyce Lempriére-. A Raymond le agrada el sonido de esas palabras y por eso las pronuncia en voz alta.

Raymond West le dirigio una mirada de reproche que le hizo echar la cabeza hacia atras, soltando una carcajada.

- Es un embustero, verdad miss Marple?- pregunto Joyce-. Estoy segura de que usted lo sabe.

Miss Marple sonrio amablemente, pero nada dijo.


-La vida misma es un misterio insoluble- sentencio el clérigo en tono grave.

Raymond se irguió en su silla para arrojar su cigarrillo al fuego con ademan impulsivo.

- No es eso lo que he querido decir. No hablaba de fisolofia -dijo-. Pensaba solo en meros echos prosaicos y sencillos, cosas que han sucedido y que nadie ha sabido explicarse nunca.

- Se a lo que te refieres, querido- repuso miss Marple-. Por ejemplo, mis Carruthers tuvo una experiencia muy extraña ayer por la mañana. Compro medio kilo de camarones en la tienda de Elliot. Luego fue a un par de tiendas más y cuando llego a su casa descubrio que no tenia los camarones. Volvio a los dos establecimientos que visitara pero los camarones habian desaparecido. A mi eso me parece muy curioso.

- Una historia bien extraña- dijo sir Henry en tono grave.

- Claro que que existen toda clase de posibles explicaciones- replico miss Marple con las mejillas sonrosadas por la exitacion- Por ejemplo, cualquiera pudo...

-Mi querida tia- la interrumpio Raymond West con cierto regocijo-. No me referiero a esa clase de incidentes pueblerinos. Pensaba en crimenes y desapariciones... de esa clase de cosas de las que podria hablarnos sir Henry si quisiera.

- Pero yo nunca hablo de mi trabajo- repuso sir Henry con modestia- no, nunca hablo de mi trabajo.

Sir Henry Clithering habia sido ultimamente comisario de Sclotland Yard.

- Supongo que habra muchos crimenes y otros delitos que la policia nunca logra esclarecer- dijo Joyce Lempriére.

- Creo que es un echo admitido- dijo mister Petherick.

- Me pregunto que cerebro es el mejor para desentreñar un misterio- dijo Raymond West-. Siempre he creido que el policia o el detective deben tropezar con su falta de imaginacion.

- Esa es la opinion de los profanos- replico sir Henry en tono seco.

- En realidad necesitan ayuda- dijo Joyce con una sonrisa- Para psicologia e imaginacion acuda al escritor...

Y dedico una ironica inclinacion de cabeza a Raymond, que permanecio serio.

- El arte de escribir proporciona la percepcion del interior de la naturaleza humana- agrego en tono grave- Y tal vez el escritor ve motivos que pasaria por alto una persona vulgar.

- Sé, querido- intervino miss Marple-, que tus libros son muy interesantes. Pero, ¿tu crees que la gente es en realidad tan desagradable como la pintas?

- Mi querida tia- repuso Raymond en tono amable-, conserva tus creencias, y no permita el cielo que yo las destroce en ningun sentido.

-Quiero decir - continuo miss Marple frunciendo un poco el seño al contar los puntos de su labor- , que a mi muchas personas no me parecen ni buenas ni malas, sino sencillamente tontas.

Mister Pretherick volvio a a lanzar su tosecilla seca.

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p.d: Me fui de vacaciones por eso es que no publicaba nada, ni comentaba.
Luego voy a seguir con este libro.